lunes, 31 de mayo de 2010

POR CIERTO...




…no te lo dije porque no tenía ni idea. La Chanson francesa tiene perlas ocultas, cantantes malditos, compositores desgarrados cuyo único objetivo es crear belleza, no llegar al Olimpo de la banalidad reinante.
Prueba de ello es que intentando dar réplica a tu pregunta, me he encontrado con otra joya: Éric Lareine, que nació en Charleville como Rimbaud y es, a juicio de los críticos franceses, “uno de los secretos mejor guardados de Toulouse”. A pesar de su fecunda actividad compositora sólo cuenta con cuatro discos en su dilatada carrera: tre de ellos en los años 90. Ahora, tras un silencio de 13 años, aparece “Eric Lareine et leurs enfants”, calificado como “ovni discográfico. Inventivo y subversivo”. Prueba de ello este arriesgado tema en el que Lereine se hace acompañar por los tres músicos de jazz con los que ha grabado el disco Pascal Maupeu, Frédéric Gastard y Frédéric Cavallin, bautizados como “sus hijos”…



Lareine, que fue carpintero, pero también bailarín y actor, director de teatro y hasta animador de talleres de escritura para music-hall, es alguien que le gusta trabajar con los demás y en especial con los jóvenes como se puede ver en este reportaje con motivo de su participación en una velada organizada por una escuela de música de Toulouse el año pasado. En la entrevista final ya confiesa que está preparando un nuevo trabajo que espera sea bien acogido en el sur y centro de Francia e, incluso, en París, ironiza…
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Eric Lareine à Art'Cade - Voila
Lors de la soirée 3-4 avec l'école de musique de St Girons et Music'Hall à Toulouse l'invité d'honneur était Eric Lareine



Para terminar, un corto interpretado por Lareine que también ha compuesto la banda sonora...


lunes, 24 de mayo de 2010

POR CIERTO...

Creo que no es necesario decirte que me resultaron muy interesantes tus últimas entradas. Tanto la del yidish jazz como la de los Reyes del KO, a los que tuve la oportunidad de escuchar en directo en Radio 3. Como decíamos a finales de lso 70, menos mal que nos queda Portugal, porque cómo decirte lo penosa que es la radio musical en España.
En cuanto a la Cherhal, claro que la conozco y me encanta. Sarcástica, inteligente -hizo, al igual que los Mártires del Compás, una canción dedicada a la regla, "douze fois par mois"- buena, lo mismo en directo que en esudio, magnífica compositora y pianista, divertida y, además, hija de fontanero. Quizá por esto último tituló uno de sus álbumes "L'eau", un ábum en el que estaba este "Voilà".



Volviendo a los reyes del KO, citabas a los tres reyes negros del blues y me acordé de un magnífico disco, "In session", que recuperado por Stax para el CD. En él se recoge la sesión que uno de ellos, Albert King, compartió con Stevie Ray Vaughan para la televisión canadiense. Sonaban así de bien.



Y, por si os habéis quedado con ganas de más, otra vez Stevie, ahora, no con uno, sino con dos de los tres reyes, Albert y BB, haciuendo su indispensable "The sky is crying".


¿POR QUÉ NO ME DIJISTE QUE BREL HABÍA VUELTO?

















¿Por qué no me dijiste, querido Fernández, que Brel había vuelto? He tenido que enterarme por mi cuenta y ahora que sé que existe reencarnado, qué ironía, está a punto de volver a irse.
Evidentemente, lo que escribo es una exageración, porque Jacques Brel sólo hubo uno y ahora debe estar en el Tahití de los poetas fumadores. Quizá sea allí donde se encuentre con este otro poeta fumador y bebedor al que, por casualidad, he dscubierto este fin de semana, cuando la cirrosis y el cáncer están a punto de llevárselo también.
Fue a última hora del viernes. Estaba buscando música de Louis Chedid -no sé si en iTunes o en Spotify- cuando, no sé como, me tope con un disco en homenaje a Allain Leprest "Chez Leprest". Un disco, luego comprobé que ha tenido una segunda entrega, en el que cerca de una treintena de los grandes de la canción en francés, desde Adamo a Sanseverino, pasando por Hervé Vilard u Olivia Ruiz, repasan del modo más desnudo y hermoso posible, apenas con un piano, el cancionero de este, para mí hasta ayer, gran desconocido, aunque ya se ha hecho ya con un sitio de honor entre mi música preferida, porque qué se puede decir ante, por ejemplo, esta hermosa evocación de un domingo lluvioso en Normandia.



Casualidades de la vida, yo, sin saberlo, tenía ya, y me gustaba, música de Leprest, interpretada, eso sí, por Enzo Enzo o, en uno de mis discos preferidos, por una "vieja estrella" de la radio regional francesa, concretamente de La Rochelle, amén de actor, pintor y, evidentemente, cantante, Nada menos que Jean Louis Foulquier, que grabó en los años ochenta con canciones de su amigo Leprest un álbum titulado "Foulquier", pero que debería haberse llamado. al menos, "Foulquier chante  Leprest". Un álbum que se abre con este  tema sarcástico y descarnado, el mismo con que abre "Chez Leprest" Olivia Ruiz, titulado "Todo lo asqueroso tiene un  bonito nombre"


Allain Leprest cuenta con la admiración y el reconocimieto de los supervivientes de la "chanson" y, tanto Claude Nougaro, como Juliette Gréco o Henri Salvador han sido generosos -y justos- a la hora de elogiar sus canciones. No por ello ha dejado de contactar con las nuevas tendencias emergentes en  el panorama musical francés que apreciam la sencillez de su poesía bordada sobre una trama musical aparentemente sencilla, pero muy elaborada, en la que, con o sin ironía, lo que domuna es la ternura y la melancolía. Como en esta sobrecogedora "Une vlase", que interpreta junto a Fantine, estrella de la versión francesa de "Les Miserables".



Premiado como compositor y cantente y como poeta, las canciones de Leprest, poco dado a o poco querido por los grandes escenarios, todo un maldito de la chanson, han servido de fondo sonoro a tres títulos de uno de los más conocidos autores de la nueva novela negra francesa, Roger Martin, que también le ha dedicado su última obra.
Ahora, cuando está apunto de dejarnos, cuando es el "tiempo de apurar la botella", es cuando esos grandes escenario se abren para quien, no lo dudéis, tiene un sitio reservado junto a Brel, Brassens o la Piaf en el olimpo de la chanson.
Aquí os lo dejo con algunos de sus amigos, compartiendo la gloria de uno de esos escenarios que hasta hoy no encendían sus focos para él.


miércoles, 19 de mayo de 2010

POR CIERTO...


...cómo estar en desacuerdo contigo sobre Natelie Merchant y su último disco doble. ¡Chapeau! por la variedad de palos que aborda, por el gusto a la hora de interpretarlos y por los magníficos arreglos. Me ha llamado la atención uno del primero de los dos discos: "The Dancing Bear" que rememora los ritmos "judios" de Europa central que, a su vez, tanta influencia tienen en una ciudad de importante ascendencia judía como Nueva York. Los música "klezmer", propia de los askenazis, se está modernizando a través de jóvenes clarinetistas de Hungría, Alemania (Berlín) e, incluso, Francia y ha habido músicos de jazz como Don Byron o John Zorn que se han aproximado a los ritmos generalmente alegres de las fanfarrias. Viene este rodeo para recomendar una reciente colaboración entre el clarinetista neoyorkino David Krakauer y su grupo Klezmer Madness! con uno de los más grandes trombonistas de funky, Fred Wesley -compañero de giras de James Brown junto a Maceo Parker y que luego ha integrado formaciones como Parliament-Funkadelic. La sociedad de ambos da un curioso resultado de "judeo-funky" en el disco "Abraham Inc." del que os invito a apreciar el tema principal grabado en directo en el Apollo Theatre: "Tweet Tweet" en ...

La noruega con nombre de volcán me ha dejado, sin embargo, frío. ¡Qué le vamos a hacer! Así que te recomiendo otra cantante francesa, amiga de Benjamin Biolay, a ver si te gusta (si es que aún no la conoces)... Se llama Jeanne Cherhal y tras un paréntesis de tres años vuelve con "Charade".¡Disfrutala!

domingo, 16 de mayo de 2010

LOS REYES DEL K.O.


En sus memorias publicadas en Internet –cortas, porque estamos en la época de resumir-, Adrián Costa (Santiago, 1979) reconoce que, de pequeño, tomó prestado un disco en el Simago –el “King of the blues guitar” de Albert King- que todavía no ha devuelto. Sin duda es una de las más grandes contribuciones a la cultura popular de aquellos “pequeños” almacenes que espero no quebraran por la cantidad de préstamos que realizaban entre los jóvenes de las clases populares en los 70 y 80. Y digo que fue una gran contribución porque, como se puede apreciar en el siguiente vídeo, Costa aprendió bien la lección aunque venga a decirnos que su gran influencia es otra…

Adrián Costa es la mitad de `Los reyes del K.O.´. La otra mitad es Marcos Coll
–Madrid, 1976- un dúo de gallegos (es bien sabido que los “gallegos” como los de Bilbao nacemos donde nos da la gana) que, como ellos mismos reconocen, han sublimado su condición al emigrar a Berlín, donde en la actualidad tienen su base de operaciones y han encontrado a nuevos colegas con los que compartir escenario. Aquí les vemos con Dwayne Verheiden, un joven acordeonista holandés cuyo ídolo es Flaco Jiménez…

`The Knock Out Kings´, como les presentan de viva voz en su último disco grabado en directo en el local berlinés donde tocan cuando no están de gira: el Yorckschlössche, son una auténtica revelación para otro emigrante como yo. Los que estáis en España seguro que ya les conocéis porque han grabado un concierto para Radio3 –qué necesaria radio sigue siendo-, del que no me resisto a insertar esta versión del “Divin’ Duck” de Johnny Winter…

El caso es que Costa y Coll me parecen lo mejor del blues internacional de los últimos años y os animo a sumergiros en su discografía. Sólo dos tipos tan dotados musicalmente como ellos y con la retranca gallega innata pueden hacer una versión tan mejorada del éxito de Michael Jackson “You Make Me Feel”…

Por cierto, en esta entrada, además, no me he tenido que comer el coco con el título. ¡Son auténticos!

lunes, 10 de mayo de 2010

POR CIERTO...

















Lo has conseguido, Fernández. En tus últimas entregas me hablas de dos mujeres a las que he dedicado mucho tiempo de escucha  y mucho espacio en mi discotca, Dee Dee Bridgewater y Rigmor Gustafsson. Me hizo gracia eso de que Rigmor Gustafsson "pese al nombre" es una mujer y te respondo con una compatriota de la Gustafsson, que se dio a conocer en la misma discográfica noruega, el interesantísimo sello Curling Legs, que, desde hace años, mantiene una magnífica página web, desde la que se accede a todo su catálogo a un precio muy razonable.
De la compatriota de Rigmor también yo te podría decir que, a pesar de su nombre, no es un volcám, porque se llama nada menos que Solveig Slettahjell. Lo que si te digo es que me atrevo a garantizarte es que acabarás por aprenderte este nombre que es el de una de las mejores vocalistas del jazz europeo. Una mujer que se atreve con los standards de siempre y con temas de ayer mismo como éste, de tu admirado Tom Waits.



Solveig, relativamente joven para la madurez que demuestra, no sólo canta, sino que, como has visto, toca el piano muy aceptablemente, no obstante se deja acompañar por un magnifico y nada convencional quinteto que, con fino sentido del humor, ha bautizado como "Slow Motion Orchestra", que, traducido a algunos idiomas, entre ellos el nuestro, quiere decir "Orquesta de Cámara Lenta".
La Slettahjell, formada en la prestigiosa Academia de Jazz de Noruega, comenzó a cantar siendo niña y en la iglesia  los himnos religiosos tradicionles de su país, lo que quizá explique por qué hace tres años se atrevió a grabar todo un álbum de música navideña en la Iglesia de la Natividad en Belén. Un álbum capaz de conmover, incluso,  a personajes tan poco creyentes como yo. No incluido enese "Natt I Betlehem", aquí va este magnífico standard navideño, compuesto por Mel Tormé.



No debes olvidarte del nombre, Solveig, ni, sobre todo, del apellido, Slettahjell, que identifican a esta mujer de voz tan  técnica como emocionante. Te dejo, os dejo, con ella en otra faceta completamente distinta, arropada, no por un piano o por un quinteto, sino por toda una gran orquesta en una gala benefica. Esta es su versión de "Smile", de Charles Chaplin.

OBRA DE ARTE




























Aunque sé que ya lo conoces y que, probablemente, muchos de nuestros lectores también, no me resisto, querido Fernández, a comentar una soberbia obra de arte que cayó en mis manos hace unas semanas. La firma de tan soberbio trabajo es de Natalie Merchant, apoyada en la producción por el venezolano Andrés Levin. Se trata del último y preciosista álbum, doble en su versión original, de la neoyorkina Natalie Merchant que, lejos ya de aquellos sorprendentes 10.000 maniacs, ha optado por la introspección y las raíces y lo ha hecho con un trabajo que ha titulado "Leave your sleep" en el que bucea en lo mejor de la poesía británica y norteamericana de los dos últimos siglos, acariciando los poemas con su magnífica voz y conb una música y unos arreglos que tardaré tiempo en olvidar, si es que lso olvido alguna vez.
Da una idea del preciosismo con que están tratados todo él álbum este primer tema: "Nursery rhyme of innocence"




He de decir que, aunque adoro la música de raíces, especialmente la que se crea sobre ella, más que la que se limita a reproducir el "sota,caball y rey" el repertorio e, incluso, de los arreglos. Por eso temía llevarme una decepción con el ´ltimo trabajod e esta "princesa" del folk-rock. Pero, como podeis comprobar en esta versión en vivo para la BBC de "The man in the wilderness", mis temores eran totalmente infundados.



Habréis podido comprobar el silencio devocional con que el público escucha a Natalie. Quizá porque sepan que ella, especialmente con este trabajo, no está dispuesta a otra cosa. Y me alegro, porque cada vez estoy más harto de las palmas en los conciertos. Es algo como llegar a un restaurante y tener que ponerte la mesa. Mejor no, creo yo.
Y para libraros ya de mi entusiasmo por este álbum, en el que no faltan el humor, el exotismo, ni mucho menso colaboraciones destacads y destacables como las de Medesky o Winton Marsalis, os dejo uno de sus mejores momentos "Equestrienne"

martes, 4 de mayo de 2010

POR CIERTO...

… es lo que tienen las buenas tiendas de discos, que vas buscando lo último de Perales y, de tanto buscar, acabas haciendo un descubrimiento. En este caso, supongo que personal porque al repasar la biografía de Rigmor Gustafsson –que a pesar del nombre es una señora- resulta que es una de las mejores cantantes de jazz suecas desde hace años. Ya grabó un disco en 2004 con el pianista franco-estadounidense Jacky Terrasson que es una auténtica maravilla y al que da título la canción de los hermanos Carpenter: “Close to You” …



También grabó “I Will Wait For You” en 2003 con su amigo el trombonista sueco Nils Langren que, al frente de la Funk Unit, es uno de los mejores en su género y le apoya y produce –como explica él mismo en el vídeo promocional que cuelgo a continuación- en la grabación que me acabo de encontrar en la FNAC de París y que es su último trabajo: “Calling You” –el tema central de la banda sonora de la película `Bagdad Café´-, en la que se hace acompañar por el Radio String Quartet de Viena. Incluye la mencionada versión y otras como el “Still crazy alter all these years” de Paul Simon, el clásico “Makin’ Whoopy”e, incluso, una reinterpretación del "Close to You" -debe tener alguna fijación-.



Un trabajo muy interesante, desde mi punto de vista, que espero sea un regalo como lo ha sido para mi descubrir a la impresionante Shakura S’Aida. De la que soy rendido fan. Espero que en breve la pueda apreciar en directo y, a ser posible, con toda su “familia”…


domingo, 2 de mayo de 2010

EN EL DIA DE LA MADRE

Por los pelos llego a esta celebración tan artificial como esperada por las propias madres después de unas aceleradas vacaciones. Y se me ha ocurrido rendir homenaje en esta entrada de “recuperación” a una de ellas: Dee Dee Bridgewater (Memphis, Tennessee 1950). Denise Eileen Garrett (su nombre civil) está vinculada al jazz desde su nacimiento –su padre era trompetista y profesor de jazz- y a Billie Holliday desde que en 1986 interpretara su biografía en el musical `Lady Day´. En esa década se instaló en París y ha sido en la capital francesa donde ha desarrollado y fortalecido su personalidad musical como solista después de haber conocido el éxito en los años 70 como cantante en las formaciones de Sonny Rollins, Dexter Gordon o Max Roach, entre otros. En los 90, equivocó un poco el tiro al querer emular a las “gritonas” de la época -como Barbra Streisand, Witney Huston o Celine Dion- con apariciones tan impactantes como prescindibles. Es el caso de esta en el Festival de San Remo.(La pongo como ejemplo... a no seguir)


Su explosiva personalidad en el escenario le han convertido, a mi juicio, en una de las mejores cantantes en directo, pero también en una especie de genio que no se puede encerrar en una lámpara. De ahí, quizá, una discografía muy irregular. En esta década, Dee Dee ha vuelto a recuperar el hilo e intentar hacer la competencia a la “gran dama” del jazz mundial en estos momentos: Cassandra Wilson. Vuelven a aparecer en su repertorio los grandes clásicos...



Tras una ausencia discográfica de tres años, ha publicado hace unos meses el que puede ser el mejor de sus trabajos: “Eleanora Fagan”, cuyo subtítulo “To Billie with love” desvela que es un homenaje a la `Holliday´ oculto detrás de su verdadero nombre. Y lo hace en compañía de un cuarteto impresionante en el que brilla con luz propia otro saxofonista que fue una revelación fulgurante en los 90 y que va encontrando su grandeza, más reposada: James Carter. Juntos –como se puede comprobar en el DVD que acompaña una de las ediciones del disco y que recoge el memorable concierto que Bridgewater ofreció en julio de 2009 en el Festival de Jazz de Vitoria- reinterpretan con profundidad y con humor (lo que me parece un acierto) algunos de los temas de la más grande cantante de jazz de todos los tiempos.
Como no encuentro ningún video publicable, cuelgo el de una de sus últimas actuaciones en directo en la que, desgraciadamente, no está físicamente James Carter, aunque sí su espíritu…



Volviendo al principio, Dee Dee también es madre y uno de sus hijos es China Moses. Una cantante afincada en Francia que comenzó en 1997 con un prometedor disco de `r&b´ que llevaba su nombre a secas y que el año pasado –influencia materna obliga- editó uno de jazz con un homenaje a Dinah Washington en compañía del pianista Raphael Lemonier. Un ejercicio muy arriesgado del que no sale malparada…



Lo dicho. ¡Felicidades mamas!