lunes, 19 de abril de 2010

POR CIERTO...

Por cierto, estupenda sugerencia la del último álbum de Gil Scott-Heron, un personaje al que yo no había llegado y que nunca te agradecerá bastante que lo hayas puesto en mi camino.
La música tiene mucho que ver con la cárcel. De la soledad de las celdas han nacido siempre y en todas partes hermosísimas canciones y la soledad del que escribe canciones ha acabado muchas veces en una celda, sobre todo en esos países hipócritas que ven a quien se deja atrapar por las drogas como delincuente y no como enfermo.
Ese fue el caso de uno de los músicos más prolíficos de lo que hemos dado en etiquetar como "americana". Se trata de Steve Earle un músico tejano que ya triunfaba antes de cumplir los veinte años y que, cuando decidió cantar lo que pensaba sobre la guerra de Vietnam, tropezó con lo peor de sus paisanos, por lo que acabó exiliaándose en Londres.



Allí, la soledad y la ausencia de referencias le empujaron al abismo y, ya en los Estados Unidos, acabó en prisión, donde, como un apestado, sólo encontró el consuelo y las visitas de Johnny Cash y Townes Van Zandt. Por eso, cuando salió de prisión tenía mucho más claro quién era el enemigo a batir, cómo luchar contra él y dónde buscar las referencias. Por ejemplo en Woody Guthrie al que pide que vuelva en el precioso tema "Christmas in Washington.", de su álbum "El corazón".



Tuve la suerte de escuchar a Steve Earle con su banda "The Dukes" en un concierto que coincidió con lo peor de la invasión de Irak. Allí, sobre el escenario de la desaparecida sala Aqualung, pidió perdón porque sus compatriotas hubiesen reelegido a Bush y allí desgranó lo mejor de su repertorio más rockero, incluidos temas de Dylan y The Beatles, teloneado por su "chica", Allison Moorer.
Años despuésvolv a escucharle, esta vez en solitario y con Allison, dentro de su proyecto de vuelta a las raíces, proyecto que ha culminado con su disco homenaje a su maestro Townes Van Zandt, del que tomó el nombre para su hijo, Justin Townes, otro magnífico músico. De ese disco, "Townes", aquí va "Pancho and Lefty"

ORO NEGRO

La acabo de descubrir, como quien dice, gracias a Toni Martin, uno de los profetas de la buena música en Madrid.
Sé que es canadiense, más que guapa, actriz y, sobre todo, una magnífica cantante de blues, rhythm & blues, gospel y, cómo no, jazz. Por la información que he podido recabar en Internet he sabido también que comenzó en un grupo de eso que aqui llamamos "étnica", como si quien toca en una orquesta sinfónica no tuviese raza, y en Estados Unidos "world music", como si los EE UU no fueran de este mundo, aunque a veces lo parezca.
Más adelante se "profesionalizó" haciendo voces para figuras consagradas, como la gran cantante de R&B  Patti Labelle o la estrella del country-folk canadiense Rita McNeil. Pero decir esto es decir poco de esta mujer que ha sorprendido en el mundo del blues vocal, hasta el punto de haber obtenido una importante cosecha de premios con dos discos en apenas dos años.
Creo que lo mejor es verla en acción ya, en esta ocasión con la espléndida guitarrista, otra sorpresa, Donna Grantis.




La voz de Shakura S'Aida, que no tardará alcanzar el título de "dama" del blues, navega con soltura por los mares del blues, el rhythm and blues y el soul, sin tener nada que envidiar a mitos vivientes como Etta James o Aretha Franklin.



Para quien quiera pasar de la teoría a la práctica, de momento y buscando, por ejemplo en la tienda Toni Martin de Madrid, podemos encontrar dos álbumes de Shakura S'Aida: "Bueprint", el primero y "Brown Sugar", calentito de hace unos días. Creo que merece la pena hacerse con ambos y creo que aquí hay una estrella para mucho tiempo.
Para despedida lo mejor es ponerla a prueba con uno de los blues más desgarrados que se hayan escrito nunca: el "Strange Fruit" de Billie Holiday.

miércoles, 14 de abril de 2010

POR CIERTO...


...en tu entrada sobre los "turistas" musicales, me ha sorprendido, sobre todo, Howe Gelg. Me parece magnífico el tema que se marca con el cada vez más versátil Raimundo Amador -una versatilidad que no le hace perder ni un ápice de "duende" gitano, por cierto-. Aquel músico con sombrero "western" trasladado al sur español, me ha recordado a otro músico con sombrero tejano que, con toda la natularidad del mundo, decidió hacer versiones de clásicos del rock con ritmos caribeños, en concreto cubanos. Se trata de Ned Sublette (Lubbock, Texas, 1951) que publicó un arriesgado disco en 1999 titulado "Cowboy Rumba" en el que tocaba con orquestas de la Isla como Los Muñequitos de Matanzas y NG La Banda. Allí se marcaba el que quizá fue su tema más conocido, la versión del "Riders On The Storm" de los Doors que él titula "Ghost Riders In The Sky". Además, como musicólogo, ha escrito un libro publicado en 2004 en Estados Unidos: "Cuba and Its Music: From the First Drums to the Mambo" y posee un sello discográfico en el que promociona en Estados Unidos a músicos cubanos como Isaac Delgado.

jueves, 8 de abril de 2010

LIBERTAD SIN CONDICIONES


Gil Scott-Heron (Chicago, 1949) es un hombre de principios. En su último disco “I’m New Here” aconseja: “Hay un claro procedimiento para sacar el máximo provecho a una inversión. Música, por ejemplo. Comprar un CD es una inversión. Consigue lo máximo que puedas. ESCUCHALO POR PRIMERA VEZ EN LAS MEJORES CONDICIONES. No en el coche o en un reproductor portátil con auriculares. Llévatelo a casa. Aleja las distracciones (incluido él o ella). Apaga tu móvil y cualquier cosa que emita timbrazos, bips o silbidos. Ponte cómodo y dale al lector de CD. Escúchalo todo. Piensa en lo que has conseguido”.
Aunque Gil Scott-Heron se ha pasado los últimos años más entre rejas que en la calle por sus problemas con la cocaína sabe lo que es un MP3, pero le debe tocar las narices. Como cuando en los años 70 proclamaba que la revolución es imposible verla a través de la televisión…



Scott-Heron, al que algunos llaman el Bob Dylan negro, siempre ha sido muy militante. Tanto en sus canciones como en sus textos. La última vez que ingresó en prisión fue al término de una gira con Steve Wonder en la que hacían campaña para que Martin Luther King tuviera un día festivo. Antes, por supuesto, había luchado por los derechos de los negros, contra las centrales nucleares –participó en el concierto `No Nukes´- e incluso –al estilo del Will.I.Am con Barack Obama- compuso un himno contra la reelección de Ronald Reagan…



Yo le descubrí con este tema del que todavía guardo el “sencillo” –como se decía en la prehistoria-, aunque Scott-Heron con `Pieces of a Man´ y `Winter in América´, en colaboración con el teclista Brian Jackson y el gran Ron Carter al bajo, ya había sentado las bases, junto con The Last Poets y James Brown, de lo que ahora es el “hip-hop” y el “rap”. Pero como es un hombre de principios, en su penúltimo disco en estudio: “Spirits” (1994), escribió “Message to the Messengers” para recordarles que no es suficiente rimar cuatro palabras de cuatro sílabas para ser poeta y menos si todas las historias son de tiros. En su último disco, no obstante, utiliza un ritmo de Kanye West, el rapero de Chicago. Pero hay más cosas en ese estremecedor “I’m New Here” que comenzó a grabar en 2007 después de que el productor Richard Russell le fuera a ver al trullo para convencerle. Hay blues, mucho blues, de Robert Jonhson –“Me and de the Devil”- y propio: “New York Is Killing Me”, que suena como si lo hubiera cantado más de una vez sólo en la celda y en el que se escucha esta frase: “ocho millones de personas y no tengo ni un amigo”. Duro. Exigente. Con principios, como cuando cantaba este “Johanesbourg” –porque también militó contra el apartheid: el de Sudáfrica y el de Illinois-…



Este verano tenía que venir a París, pero no le han dado permiso las autoridades judiciales. Habrá que conformarse con esta grabación de 2001 en el New Morning: “A Lovely Day”…


lunes, 5 de abril de 2010

POR CIERTO...

Por cierto, querido Fernández, y con retraso, Mondoñedo ha tenido la culpa, yo nunca tuve la pasión ni el conocimiento que tú tienes para las músicas africanas. Quizá porque llegué tarde a ellas, quizá porque nunca he sido muy bailón y no he cultivado los directos, o quizá porque vivo en Madrid que carece, o al menos ha carecido hasta ahora, del paisaje multicultural del que goza tu París, el caso es que me falta afición.
Sin embargo, en África está el origen de toda, o casi toda, la música que a ti y a mí nos gusta.
Recuerdo, eso sí, el impacto que tuvo en mí esa obra maestra de la música que fue, que sigue siéndolo, el álbum "Graceland" de Paul Simon, una mezcla perfecta de lo mejor de ese suave sonido folk "made in Simon", con lo mejor de la música surafricana y con el mejor plantel posible de músicos del exhuberante jardín de los ritmos autóctonos.



Allí estaba ese genio de la guitarra que es Ray Piri y estaban, cómo no, los hipnotizantes Ladysmith Black Mambazo que, con sus voces y con sus danzas, nos hipnotizaron a muchos.



Puestos a recordar, no hay que olvidar el impacto que tuvieron, no sólo el álbum, sino también la gira posterior, que, rompiendo, no sin las críticas y la oposición de los talibanes, que para todo hay, el boicot a que estaba sometida Surábrica., abrió los ojoe muchos a la situación país.
Afortunadamente, hoy puede decirse que el gesto valiente de Paul Simon fue, de algún modo, uno de los puentes de plata que ayudaron en la retirada del vergonzante apartheid que pesaba sobre Suráfrica.