lunes, 20 de febrero de 2012

POR CIERTO…



…rememorando y disfrutando las ilustres dinastías que nos ofrece la música francesa –pasa un poco lo mismo en el cine, en el teatro, en la industria y hasta en la política-, me ha dado por pensar que, en algunas ocasiones, es el hij@ célebre quien hace descubrir a sus progenitores. Al menos a aquellos que son de su misma generación.

Le he estado dando vueltas al pop, al rock y al blues pero no consigo establecer un ejemplo de lo que digo. Por el contrario, enseguida han llegado a mi cabeza algunos casos en el jazz.

A través de Branford Marsalis -al que descubrí al frente de la banda con la que Sting grabó, a mi juicio, sus dos mejores discos “The dream of the blue turtles” y el directo “Bring on the night”- accedí no sólo a su hermano Winton, sino sobre todo al sensible y modesto Ellis Marsalis, que, a pesar de ser profesor en las universidades de Virginia y de New Orleans, seguía tocando en los años 90 en los pequeños locales de su ciudad natal…



Lo más impresionante de Ellis es sin duda haber transmitido a sus hijos la misma pasión por el jazz que cada uno de ellos aborda de una manera diferente, como sus instrumentos. Branford, el heterodoxo explorador; Winton, el ortodoxo; Delfeayo, el cuidador de la cantera y Jason, el benjamín y uno de Los hombres calientes. Todos ellos, juntos, suena así…



Uno de los saxofonistas que más han popularizado el jazz en los últimos años y que, como Brad Meldahu, se aproxima más a las estrellas del pop es Joshua Redman, al que pude escuchar por primera vez en directo en el homenaje que la población belga de Dinant brindó a su hijo predilecto e inventor del saxófono, Adolphe Sax. Redman –esto me costó más apreciarlo- es el hijo del ya fallecido Dewey Redman, compañero de cuartetos y quintetos del tan excéntrico como excelente Keith Jarret y de nuestro admirado bajista Charlie Haden, como se puede y se debe apreciar en esta formación que completa Paul Motian… (perdón por el sonido del principio, pero es lo que tienen los videos antiguos)




En plan más exótico, está el caso de Norah Jones. Ya se, ya se que me vas a decir que su padre, Ravi Shankar, es de sobra conocido en todo el mundo desde que George Harrison incorporase el sitar en “Norwegian Wood”, pero quizá no nos hubiéramos enterado que tiene otra hija, Anoushka, que es una maravilla como queda de manifiesto en el último disco que le ha producido Javier Limón. Sólo por descubrir a las dos hermanas de padre juntas merece la pena…



Para el final dejo a mi último descubrimiento personal: Miúcha, una cantante brasileña que generacionalmente hace de nexo entre los “inventores” de la bossa: Jobim, Vinicius y Joao Gilberto –con el que se casó- y los tropicalistas, en concreto con su hermano Chico Buarque de Holanda. De ello, da cuenta el siguiente video en el que canta una canción de su hermano acompañada de Toquinho en un programa de entretenimiento del poeta Vinicius…



Miúcha es ahora reconocida internacionalmente por ser la mamá del nuevo fenómeno de la canción brasilera: Bebel Gilberto. Aquí está, de hecho, ejerciendo de madre e introduciendo a su hija en los escenarios…