sábado, 23 de enero de 2010

EL VECINITO DE CURTIS MAYFIELD

La memoria es un cesto de cerezas del que tirando de un recuerdo o un pensamiento van surgiendo otros. Lo digo porque la última vez que nos vimos hablamos de Hal Wilner, un mítico productor de Filadelfia al que, sin yo saberlo, descubrí un día en su homenaje a Nino Rora "Amarcord Nino Rota", en el que ponía a músicos de todos los pelajes al servicio de un homenaje hecho a la mayor gloria del genial compositor italiano. Fue entonces cuando tú me hablaste de otro homenaje, el dedicado a Thelonious Monk, que yo había olvidado y que te descubrí antes de tener que deshacerme de aquel doble vinilo. Pues bien, de aquella conversación surgió la curiosidad por la totalidad de las producciones-homenaje de Wilner y gracias a ella descubrí que una de sus últimas aportaciones, magnífica como siempre, es el denominado "The Harry Smith Project: Anthology of American Folk Music Revisited"actualización de aquella primera antología que editara el folklorista norteamericano Harry Smith en los cincuenta.
Magnífico disco -doble- en el que se puede escuchar a los mejores del folk rock y más renovando clásicos de la música folk norteamericana. Una de eses recreaciones le corresponde a la británica Beth Orton, a la que tenía un tanto perdida y fue la que me llevó -otra vez las cerezas- a Terry Callier, un curioso tipo, de indiscutible calidad que ha hecho el camino del folk al rhythm and blues, olvidado en los setenta y rescatado por los "pinchadiscos" británicos y por la delicada Beth Orton que le cedió todo el protagonismo en uno de sus discos, en el que comparte voz y sabiduría con Callier, como en este delicado "Dolphins".



Terry Callier, de Chicago, del 45 y vecino durante su niñez de Curtis Mayfield, decidió hacer de la música su medio de vida. Y no le fue mal del todo, partiendo del folk -del nuevo sonido folk, como rezaba la portada de su primer álbum- consiguió algún que otro éxito que, pese a todo, no le daba seguridad como para mantener una familia. Fue por eso que, cuando a los treinta y tantos recibió la custodis de su hija que por entonces tenía 12, colgó la guitarra, estudió informática y se convirtió en programador, con trabajo en la Universidad de Chicago.
Y su guitarra hubiese seguido colgada de no ser porque, con la llegada del accid jazz y otros estilos basados en el rescate de viejas músicass, en las discotrecas del Reino Unido comenzaron a pincharse sus discos, esos discos casi perdidos que, sin embargo, tenían ese sonido tan especial .



Fue Beth Orton la que le devolvió a los estudiso en 1997 con sue EP "Best bit". Un disco que era, de principio a fin, un homenaje al veterano músico. Terry aprovechó el tirón y grabó su álbum "Timepeace", que fue premiado por la ONU por su contribución a la paz mundial.




Lo cierto es que el estilo de Terry, a caballo entre el folk y el soul, ha resisitido como si nada el paso del tiempo y su carrera se ha relanzado hasta el punto de que a la edad en que otros se jubilan ha colocado en las listas su álbum "Hidden Convesratiosn", al tiempo que Massive Attack ha decidido contar con su voz para su tema "Live with me".

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