domingo, 17 de enero de 2010

BONA EN CINCO NOTAS

Sostiene Richard Bona (Camerún, 1967) que el blues no nació ni en Africa ni en el delta del Mississippi por mucho que se empeñara Martin Scorsese en probarlo con su magnífica película "De Mali al Mississippi" incluida en la serie "The Blues". En una reciente entrevista al diario `Le Monde´, el impresionante bajista y sutil cantante africano asegura que el blues es "una gama de cinco notas , presente en diferentes tradiciones y expresiones musicales. Se encuentra en el Mississippi, en el oeste de Africa, pero también en Irlanda, en el flamenco, en aquellos lugares donde no existe ningún rastro que pueda demostrar que son los negros los que lo han llevado hasta allí. Los orígenes del blues son muy misteriosos..." Y lo intenta demostrar en su séptimo y último disco: "The Ten Sides Of The Blues" en el que se adentra en los mantras indios con el tema "Shiva Mantra" o en el country con "African Cowboy".
La historia de Bona es muy parecida a la de cualquier inmigrante africano en Europa. A los 20 años, emigra primero a Alemania y luego a Francia, donde las autoridades rechazan renovarle la "carte de sejour" con el argumento de que ya había muchos bajistas franceses inscritos en el paro. En 1995, vuelve a emigrar, en este caso a Estados Unidos -donde vive en la actualidad y se ha dado el gusto de votar en las últimas elecciones presidenciales por Obama- y se ha convertido en un músico imprescindible de la escena neoyorkina desde que se diera a conocer como director musical de Harry Belafonte. Luego ha trabajado con George Benson, Paul Simon, Chaka Khan , Chick Corea, Joe Zawinul o Bobby McFerrin, entre muchos otros. Yo tuve la oportunidad de verle hace dos años en la vuelta a los escenarios de Steps Ahead. Un concierto al que Michael Brecker no asistió porque ya estaba aquejado de la enfermedad que nos privó de su presencia de manera definitiva meses más tarde. Bona iluminó el escenario con su voz como lo hace en el siguiente video.

El guiño inicial sobre la traducción del título al francés se debe a que Bona, como desvela su amigo y mentor Manu Dibango, escribe sus textos en douala -una de las lenguas de Camerún- "que muy poca gente que la habla consigue comprender. Uno nunca sabe donde quiere llegar con sus letras". De hecho, el disco que me llevó hasta Bona y que considero uno de los mejores de la Historia de la Música -así, en mayúsculas- es el que grabó con el congoleño Lokua Kanza y con el martiniqués Gerald Toto: "Toto Bona Lokua". En él, las letras no tienen un significado mas allá del que le quiere otorgar quien las oye, como reconocen ellos mismos en este reportaje que les dedicó France 2.

Bona empezó en esto de la música porque su abuelo le regaló cuando tenía 3 años un balafón artesanal: un instrumento tradicional hecho a base de láminas de madera fijadas sobre calabazas. El joven Richard recuerda el buen humor de su abuelo y sobre todo la lección que le dió cuando se negaba a ir a tocar a la Iglesia del pueblo porque él ya tenía un cierto nivel: "Sabes, el talento que tienes es un regalo, te ha sido dado. Te va a hacer subir. Cuando estés en la cúspide, el único lugar al que podrás ir es hacia abajo. Mientras subas, te cruzarás con otras personas. Si les has faltado al respeto, cuando desciendas no te acompañarán". Una reflexión que todos deberíamos tener en cuenta.

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