sábado, 6 de marzo de 2010

POR CIERTO...

Más que interesante tu recomendación de Mose Allison. No cabe duda de que es uno de los pilares de esa música que tanto nos gusta a tí y a mí. Todavía recuerdo ese disco homenaje grabado conjuntamente por el león borrachín de Belfast, Georgie Fame y el propio Allison. En aquella época me acercaba a la zona mas blues de Van Morrison y me encontré con el tesoro de la voz y la música de Mose.
Ese instante tuyo de 82 años que, como te digo, también es mío y, como dices, lo es de mucha más gente, aunque lo ignore, me ha hecho recordar otros instantes de un hombre bueno, aunque a veces incapaz de dominar al hijo de puta que todos llevamos dentro, religioso y progresista a un tiempo, que siempre supo estar al lado de los caídos para ayudarles a levantarse de nuevo. Lo sabe muy bien Steve Earle y lo saben muy bien todos los que alguna vez le han necesitado para llevar un poco de música y bastante ácido a escenarios hasta entonces insólitos como las prisiones.
Pero ese hombre bueno e irascible, atrapado por los demonios del alcohol y la culpa, que a punto estuvieron de negarle la felicidad, tuvo un final tranquilo en el que le acompañó la inteligencia musical del productor Rick Rubin quien supo sacar lo mejor del viejo Cash, poniendo a su disposición un catálogo de hermosísimas y atípicas canciones, junto a un plantel de, tan magníicos como heterogéneos, músicos, dispuestos a dar su mano derecha por tocar junto al patriarca.
El resultado son seis magníficos álbumes, con un extra de himnos religiosos, indispensables en la discoteca de cualquiera que ame la música. Una colección de canciones que Johnny Cash lleva a un terreno que no es el suyo ni el de la propia canción y que, sin embargo, provoca el silencio, la introspección y quién sabe si alguna lágrima en quien las escucha. Son seis joyas de las que la última acaba de salir al mercado con el rostro de un Johnny Cash dentón y risueño de apenas ocho años como portada. El álbum, amén del título lógico y ya legendario de "American Recordings VI", lleva como subtítulo el de ésta, la primara de sus canciones, "Ain't no grave".



Escucharle, con esos arreglos a un tiempo ricos y sutiles, es como escuchar música del más allá

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