viernes, 19 de febrero de 2010

POR CIERTO...

Esta entrada que, por cierto hace el número cincuenta, la dedico a reforzar la admiración que siento por un tipo tan feo ¿o sólo de rostro difícil? como elegante, capaz de seducir ¡Qué envidia!a la fea más guapa del cine de los noventa y que supo enseñarme el camino, no a Ensenada, sino hacia esa maravillosa música que es el country.
Lyle Lovett deshizo mis prejuicios hacia una de las raíces que más vida dan y han dado a la música norteamericana, una raíz que, no me canso de decirlo, se ha revitalizado y ha revitalizado el panorama musical, no sólo norteamericano, sino mundial en los últimos tiempos.
Yo también caí en las redes de su "large band", como también caí en las de su álbum "It's not big it's large", creía que el chiste era carpetovetónico y veo que no. Y, cómo no, ya he mordido el anzuelo de "Natural Forces".
Siguiendo la estela de Lovett,  llegué a Mary Chapin Carpenter, equivalente por su heterodoxia y desde el lado femenino del tejano . Una mujer coleccionista de grammys que, a su vez, me puso sobre la pista de otra de mis grande pasiones, Lucinda Wiilliams, de la que convirtió en grammy este precioso tema, colocándola en la senda de lo que, merecidamente, es hoy.



Mary Chapin Carpenter tiene, sobre todo, clase, mucha clase. Y es versátil como pcas. Se mueve por el country, el folk y el rock cómodamente. Tiene una voz increíble, tanto para las baladas íntimas y emocionantes, como para los temas más rítmicos. Lo que está claro es que, hoy por hoy y más allá del marketing,  es la gran dama del folk-country norteamericano. No hay más que verla en este homenaje en el que, una a una, sus "rivales" se rinden ante ella.



Puede que sea difícil, pero está claro que ha merecido la pena y, para los que la admiramos, resulta emocionante. Así que no nos queda más que esperar a que a finales de abril aparezca su próximo álbum "The Age of the Miracles"

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