martes, 30 de noviembre de 2010

LA DIVA VALIENTE


Adoro a esta mujer. No sé muy bien si es por su belleza serena, si es por su registro de mezzo soprano o si es por la facilidad y elegancia con qwue se mueve en proyectos resbaladizos para otras. Pero el caso es que esta "diva valiente" se muestra con la misma elegancia cantando junto a Elvis Costello, interprentando a Kurt Weill, rescatando, para que no cayese en el olvido, la música que se compuso en medio de los horrores del campo de Theresienstadt, o cantando junto al pianista de jazz Btad Mehldau esa colección de hermosas canciones recogidas en el doble álbum conjunto "Love Songs" 




La delicadeza con que cantante y poanista abordan temas tan conocidos como el "Blackbird" de The Beatles, "Los molinos de tu espíriti" de la BSO de la película "El caso de Thomas Crown" o esa maravilla que es "La chanson de Maxence", escrita por Michel Legrand para la película "Les demoiselles de Rochefort".
No ha sido este "Love Songs" la primera colaboración de esta "diva valiente" con habitantes de otrs mundos musicales. Ya hace unos años grabó con Elvis Costello "For the stars", una obra de arte en la que se mezclan desde versiones de canciones de Tom Waits a temas como esta "Green Song"
cargada de aromas y evocaciones de Irlanda.

Olvidaba a la hora de enumerar las causa por las que adoro a esta mujer la que es quizá la más importante: la adoro, porque se interna por los senderos musicales que a mí también me gusta recorrer. Por ejemplo, la obra de uno de los genios musicales del Siglo XX: Kurt Weill, al que dedicó su álbum "Speak Low" que incluye este "I'm a stranger here myself", de la fecunda y útima etapa neoyorkina del genio alemán.



Y, para el final, he dejado la que quizá ha sido la apuesta más arriesgada de esta diva valiente nacida en Suecia. Un proyecto en el que puso su dinero, su trabajo y, sobre todo, su prestigio. Me refiero al desgarrador álbum Terezín / Theresienstadt, en el que, junto a su pienista  Bengt Forsberg  y al cantante Christian Gerhaher, recogió la música compuesta e interpretada por los judíos internados en el campo de Theresienstadt, en Checoslovaquia, un escaparate con el que la Cruz Roja se dejó engañar tanto tiempo, mientras millones de seres humanos eran empujados hacia el exterminio. El álbum, que mereció una nominación a los Grammy en 2008, es, a la vez, tan hermoso y estremecedor, como esta canción de una de las internas, Ilse Weber, que interpreta nuestra diva valiente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Es preferible escribir de lo que se ama a criticar lo que se aborrece. Pero, de todos modos, aquí tienes tu trocito de nuestro blog.