lunes, 9 de mayo de 2011

Tocando las estrellas


Nacida de madre hispano-marroquí de origen sefardita y padre marfileño, Laïka Fatien es un descubrimiento que sólo tiene de malo un nombre que recuerda a la carrera espacial y a la desgraciada perra que fue lanzada al espacio por la Unión Soviética.
Después de una etapa inicial como cantante en una big band, Laïka –que ese es su actual nombre artístico- comenzó una carrera en solitario en la que dejó ver sus claras influencias de una de las grandes desaparecida recientemente: la gran Abbey Lincoln. De hecho, el año pasado la rendía homenaje en español.


El español es su lengua materna al haber sido criada por su madre, su abuela y su tía, lo que debe aportarle una sensibilidad especial y toda cantante de jazz que se precie debe rendir homenaje a la más grande que la historia de la música ha dado: Billie Holiday. Su segundo disco, titulado Misery, es un homenaje sin arrojarse en manos del sentimentalismo fácil...


No obstante, Laïka creció y estudió en París. De ahí que a veces tenga que demostrar que tiene la altura intelectual que se supone a un artista en Francia. Su participación en la ópera de Laurent Cugny La Tectonique des nuages puede tener esa explicación…


El descubrimiento al que me refería es su tercer disco Nebula, producido por la profunda y poco acomodaticia bajista Meshell Ndegeocello, en el que Laïka realiza un repaso a sus influencias. En jazz encontramos a Thelonius Monk o Joe Henderson o Charlie Mingus; en clásica, al brasileño Villa-Lobos; en soul, Steve Wonder y en pop, a la islandesa Björk. Variedad como piden las eclécticas audiencias actuales pero sin demasiadas concesiones a la galería. Se trata de un disco profundo y sensible, como la voz de Laïka Fatien…

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