lunes, 28 de diciembre de 2009
DE DONDE EL JARDÍN DEL BIEN Y DEL MAL
Está a punto de cerrarse el año del centenario de Johnny Mercer, prototipo del "caballero del Sur", nacido en Savanah, Georgia, el 18 de noviembre de 1909.
Afortunadamente, a Mercer no es necesario recordarle especialmente por su centenario, porque sus melodías y, sobre todo, os textos de sus canciones, en solitario o con Carmichael, Arlen, Mancini, Kern y u así un largo etcétera de músicos norteamericanos del pasado siglo, están en nuestra cabeza como pocas, porque, como escribió el gran Trénet, "corren todavía por las calles".
Mercer, a diferencia de otros "songwriters" norteamericanos, tuvo siempre atento su oído a toda esa música que acompañó su infancia en Savanah. Por eso no dudó en hacer que sus versos cabalgasen sobre las notas de un blues o que sus melodías se empapasen de la nostalgia de los campos del Sur. No hizo como el genial Jerome Kern que se llevó a la tumba algunas de sus canciones, sin registrarlas, para no "tener que oírlas tocadas por "esas bandas de músicos negros". Afortunadamente existe la justicia poética y su "Smoke gets in your eyes" dio la vuelta al mundo en las voces de los Platters.
Pero, como digo, eso nunca fue problema para Johnny Mercer y como muestra, esta versión de "Jeepers, creepers", a cargo de Louis Armstrong con la orquesta de Jack Teagarden.
Aunque escribió la música de alguna de sus canciones, cuando era más genial, sin duda, era a la hora de engarzar sus versos en melodías propias o de otros. Suya es, por ejemplo, la versión inglesa de "Les feuilles mortes", de Prèvert y Kosma, que aquí interpreta Nat King Cole.
Las de autor de canciones e intérprete no son en modo alguno las únicas facetas destacables de la carrera de Mrecer que también destacó como empresario al fundar Capitol Records, una compañía con sede en Los Ángeles que cobijó a los mejores de la mejor época del swing blanco, y que conserva en sus valiosísimos archivos lo mejor las voces de Peggy Lee o, por ejemplo, de ese gran amigo de Johnny que cantó como nadie, con letra del propio Mrecer, la soledad de la barra de un bar.
Ha quedado escrito en algún lugar de esta entrada que Johnny Mercer era el prototipo del caballero del Sur y en más de una ocasión dio prueba de ello. Por ejemplo, cuando una admiradora, Sadie Vimmerstedt, un ama de casa de Ohio, , escribió a Mercer después de haber sufrido un desengaño amoroso para pedirle que escribiese una canción que contuviese este par de frases "Cuando alguien te rompa el corazón, quiero estar allí para recoger los pedazos". Dicho y hecho. Mercer, no sólo escribió la canción, sino que la registró a su nombre y el de la señora Vimmerstedt, quien, desde entonces, comenzó a recibir suculentos cheques por los derechos de autor.
Dicen que, de todas las versiones de "I wanna be around", la mejor es la que grabó Tony Bennet en los sesenta.
Esta que sigue es la que incluyó Clint Eastwood en su documental para TCM "Clint Eastwood presents: Johnny Mercer The dream's on me", en la que, para mi desgracia, Tony Bennet está acompañado por Bono.
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Además del documental de Clint Eastwood que citas se puede recomendar también su película de ficción Medianoche en el Jardín del Bien y del Mal, que además de un interesante film es todo un homenaje a Mercer y a su ciudad, Savannah. La banda sonora está compuesta por versiones de su amplísimo catálogo, que supera las 500 canciones, y hay algunas muy curiosas como escuchar a Kevin Spacey cantando y tocando el piano con bastante swing o disfrutar de la dulce voz de la hija de Clint, Alison Eastwood.
ResponderEliminarEl rastro en el cine de Mercer también se puede seguir en películas como la inolvidable Laura de Preminger, o sus colaboraciones con Mancini en Desayuno con Diamantes o Días de Vino y Rosas.
En cualquier caso gracias por este bonito post, Javi. Lo que me extraña es que hoy no hayas mencionado nada de la muerte de Vic Chesnutt sabiendo como sé que era de tu palo. Bastante triste la cosa. Sé que ha dejado deudas importantes a su familia por el tratamiento médico que siguió en los últimos meses y que incluso han abierto una cuenta para que los fans puedan ayudar para reunir la pasta.
Mi homenaje al pobre de Vic será hoy volver a escuchar sus últimos discos, Norter Star Deserter y At the cut, dos maravillas que transpiran dolor físico y emocional en cada una de sus canciones y donde el músico iba más allá de su estilo folk acústico tradicional para bucear en melodías y arreglos más densos y eléctricos.
Un saludo para Hernandez y Fernandez y un brindis al sol (hoy nublado) por dos grandes: Johnny Mercer y Vic Chesnutt.