domingo, 10 de octubre de 2010

POR CIERTO...


... a ti te tocó con Labordeta y a mí con Solomon Burke. Tengo que rendir homenaje aquí al "Peret" del Soul. Le pongo el nombre del rumbero catalán porque Burke también optó por recogerse espiritualmente y convertirse en "predicador" evangelista para volver más fuerte con su arte. ¡Sirva este primer comentario como homenaje a Solomon!... y a Peret

Dicho esto, tengo que reconocer que lloré cuando escuché en este blog el "Extremadura" por martinetes de Pablo Guerreo. Siendo un proyecto de periodista, le fui a visitar con mi amigo Juan Enrique -entonces formábamos un dúo musical que se llamaba Tuero: pedazo de tronco de árbol que sirve para la leña del fuego, en castúo- y nos atendió con la sencillez que sólo caracteriza a las personas generosas y por tanto grandes, inmensas. Guerrero es un poeta que viene de la misma región que mi madre: la Siberia extremeña, en la que yo he tenido la suerte de pasar parte de mi vida. El nombre de su pueblo: Helechosa de los Montes, durante un tiempo se llamó Helechosa del Caudillo. Y eso debe ser algo que toca los huevos.
Una vez instalado en Madrid, supo aprehender la esencia del castizo en este "Pepe Rodríguez", que siempre recuerdo cuando bajo Arco de Cuchilleros...

Las buenas canciones nunca pasan de moda y tampoco los artistas. Ahora vienen reediciones de David Bowie y John Lennon. La obra de este último sigue siendo magnífica, no te suena vieja, antigua o pasada de moda. Incluso su caracter reivindicativo sigue estando de actualidad para vergüenza de la Humanidad...

También hay veteranos que se reiventan. Es el caso de Robert Plant que en su último disco se hace acompañar de "The Band of Joy": el nombre del grupo en el que militaba antes de fichar por Led Zeppelin. Un guiño al pasado y un requiebro al presente porque Plant se reiventa como cantante de todo el repertorio de Americana...

viernes, 8 de octubre de 2010

NUEVAS VOCES



Lo bueno que tiene la música es que siempre hay gente con ganas de ofrecer algo nuevo o, al menos, que parezca nuevo. Esto último no es un comentario despectivo hacia las nuevas voces que surgen cada día. Al contrario, yo soy de los que piensan que cada individuo es único y que, por tanto, todo lo que hace es diferente. Tampoco es una vergüenza reivindicar a través de lo que haces tus referentes ya sean literarios, musicales o filiales. Es lo que tiene el postmodernismo. Vivimos en una época en la que las ideas parecen agotadas y volvemos al pasado para, como en un supermercado, coger lo que nos interesa. El otro día escuché en la radio francesa una versión R&B del tema principal de la comedia musical “El violista en el tejado” que me dejó estupefacto ¡Por lo malo!
No es el caso de la artista que quiero presentaros: Madjo. Es una joven francesa de orígenes africanos –su padre es de Senegal- que toma el nombre de los propietarios de la casa donde se crió: Madeleine et Joseph. En su primer disco a mi me recuerda a Feist pero ella se reivindica como seguidora de Joni Mitchell –como no podía ser de otra manera-, Rickie Lee Jones –por supuesto- y Fiona Apple –le hago la oooola-. A sus 27 años, es de su época y también se ve reflejada en TV On The Radio. Nadie es perfecto. Pero la canción que le está lanzando al estrellato “El Nido de las 100 preocupaciones” es una auténtica gozada. Tenemos la versión oficial…

…y la versión en directo…


Madjo no le hace ascos al inglés y tiene temas tan intimistas como este “Where did you sleep last night?”, que más parece un reproche del padre preocupado por dónde ha estado su hija adolescente que el de un amante…


Pero lo que me parece más alucinante es la puesta en escena del directo, donde está acompañada de colegas que se divierten y divierten. Nada desdeñable en estos sombríos tiempos que nos ha tocado vivir…



Hay otras voces que ya llevan tiempo pero que siguen siendo tan nuevas que sociedades tan conservadoras como la francesa no tienen otro remedio que rendirse a ellas. Es el caso de Philippe Katherine. Un ovni en la chançon. Un provocador que en su último disco es capaz de titular una canción "Bla, bla, bla..." para referirse al discurso ambiente. Se llama como el guitarrista de jazz, pero no tiene nada que ver. Os dejo descubrirlo por vosotros mismos.

viernes, 1 de octubre de 2010

POR CIERTO...























Por cierto, querido Fernández, mi ausencia ha sido más larga y quiza menos justificable que la tuya, Pero aquí estoy de nuevo. Se me juntaron asuntos domésticos -reformas incluidas- que sólo tú y Mariés sabéis lo duros que son, con otras incidencias médicas, nada que deba preocuparte. Pero el caso es que ya estoy aquí de nuevo.
Me gustó tu entrada sobre Dave Holland y Pepe Habichuela. Yo ya había comprado el disco que me parece de lo más digno que se ha hecho en cuanto al mestizaje entre flamenco y jazz. Pepe se lo merece, porque son ya muchos años de ciencia musical, siempre con los mejores. Yo le conocí cuando acompañaba a Morente, allá a finales de los setenta, cuando grabaron aquel soberbio homenaje a Don Antonio Chacón. Ya por entonces era un tipo cllado, pero, sobre todo, listo y magnífico guitarrista como su hermano.
Sin embargo, no es de Pepe de quien quiero hablarte, sino, ahora que se nos ha ido el más digno de ellos, de alguno de nuestros "viejos" cantautores, a los que aún no hemos correspondido como se merecen.
Me emocionó sobremanera la muerte digna y discreta de José Antonio Labordeta, un hombre bueno que supo ser generoso y justo en todo lo que hizo y que, seguramente, se hubiese puesto colorado de haber sabido la que se organizó para despedirle. Fíjate la trascendencia que tuvo este hombre grande y modesto que ahora quieren que su "Canto a la Libertad" se convierta en himno de Aragón. Sería hermoso, pero, más que eso, sería el justo reconocimiento a uno de los personajes que más ha hecho por preservar la identidad de Aragón... y de España.



Pensando en Labordeta recordé a otro de mis cantautores preferidos, Pablo Guerrero, llenas de poesía íntima y reivindicativa sus canciones. Quién no recuerda y quién no ha cantado alguna vez aquel "A cántaros" que, para muchos, inauguraba tantas esperanzas. O ese "Buscándonos" que hablaba de amor tembloroso o esa desgarrada maravilla a ritmo de martinete que es "Extremadura".




Pues bien, pensando en José Antonio y en Pablo, caí en la cuenta de que Ismael Serrano había echado su cuarto a espadas, jugándose su dinero en el disco "Hechos de nubes", un homenaje discográfico a Pablo Guerrero, más poeta ahora que cantante por culpa del tabaco. Un homenaje en el que he redescubierto muchas de sus canciones en las versiones del propio Ismael, de Javier Álvarez, de Javier Ruibal, de Serrat, de Víctor Manuel, de Luz Casal, de Luis Pastor, de Javier Bergia, de La Cabra Mecánica, de Suburbano... Pero, de todas, hay dos que me emocionan especialmente. Una es la que de "Sueños sencillos", que cierra el disco, hece el más rebelde de nuestros cantautores, Quique González.



La otra, el corte nueve, es para mí la más emocionante. Y lo es por muchas razones. Lo es porque José Antonio Labordeta ya no está, aunque sigue siendo; lo es porque quizá fue su última grabación y, sobre todo, lo es porque esta canción "de corro y de lucha" que un día escribió Pablo, suena hoy como desde el más allá en la voz de Labordeta.

Adriana no está sola

Será quizá porque me introduje en el tango de la mano de Carlos Montero y su complicada (de tocar, que no de escuchar) guitarra de ocho cuerdas, pero el caso es que lo que más me gusta de un buen tango suele ser el poema que lo sustenta.



Siendo así la cosa y dada mi inclinación a las voces femeninas que suenan masculinas, no debiera extrañaros que acabase en los brazos (musicales) de Adriana Varela, a la que Roberto Goyeneche un día regaló su mejor piropo, al decir que cantaba como un hombre. Y, como veréis, al "polaco" no le faltaba razón.




Adriana Varela que, más que cantar el tango, lo interpreta, tiene como el gran "polaco" garganta de arena y eso da una personalidad especial a su presencia. Lo que siempre he echado en falta en ella es que, quizá por sus orígenes próximos al ambiente rockero, sus primeros discos, grabados para Melopea, tienen un sonido un tanto bastardo y son por eso irregulares, sobre todo en el repertorio y en los pobres arreglos. Sin embargo, también esos orúgenes son más que dignos y, para queien quiera descubrirla del todo, son imprescindibles.
No sé si ella fue realmente la pionera en este resurgimiento del tango, un resurgimiento que ha tendio más fuerza en el lado femenino que en el de ellos. Pudiera ser que haya sido el lado femenino el que nos ha llegado a España. El caso es que, hasta hace poco, en mi discoteca sólo estaban ella y alguna que otra clásica como la Rinaldi y Libertad Lamarque. Pero eso ha cambiado, porque ahora que he descubierto que Adriana no está sola y que detrás, o al lado, de ella hay más de dos y más de tres señoras que lo hacen tan bien como ella no voy a poder parar. Por ejemplo, escuchad a Liliana Barrios.



La carrera de Liliana que arrancó, discográficamente al menos, en 1995, ha sido más coherente que la de la Varela, con objetivos más definidos y confiando siempre en arreglos y acompañamientos más sólidos. Sus discos, a cual mejor, han sido, después de aquel primer "Ecos del eco de tu voz", monográficos, dedicados a la música de Aníbal Troilo, "Troliana", Carlos Gardel, "Gardeliana", y el último "Épica, el viaje de Virgilio y Homero Expósito", dedicado a esa pareja de hermanos de los que salió, por ejemplo, el "Chau, no va más".
Gracias a alguna que otra antología de tango en voces femeninas, como "Damas del Tango" o "Women of tango", he descubierto a otras importantes "señoras" del género. Por ejemplo, a Mimí Kozlowski, con principios en el París de Fernández, y con discos de edición independiente, inaccesibles para internautas de andar por casa como yo. De todos modos, se puede conocer su trabajo a través de su magnífica y frustrante, porque es imposible comprar, página web. También en este clip podemos descubrirla interpretar, por ejemplo, al gran Piazzolla, junto a tangos de nuevo cuño.



La lista de damas y no tan damas que acompañan a la Varela podía crecer hasta el infinito. De momento os sugiero algún otro nombre, sugerido a su vez por un amigo: Valeria Munárriz, María Volonté, Emma Milán, Lidia Borda o Haydée Alba. Muy recomendables todas.
¡Ah! Se me olvidaba, que me perdonen los argentinos por las obviedades y los inevitables deslices.