Será quizá porque me introduje en el tango de la mano de Carlos Montero y su complicada (de tocar, que no de escuchar) guitarra de ocho cuerdas, pero el caso es que lo que más me gusta de un buen tango suele ser el poema que lo sustenta.
Siendo así la cosa y dada mi inclinación a las voces femeninas que suenan masculinas, no debiera extrañaros que acabase en los brazos (musicales) de Adriana Varela, a la que Roberto Goyeneche un día regaló su mejor piropo, al decir que cantaba como un hombre. Y, como veréis, al "polaco" no le faltaba razón.
Adriana Varela que, más que cantar el tango, lo interpreta, tiene como el gran "polaco" garganta de arena y eso da una personalidad especial a su presencia. Lo que siempre he echado en falta en ella es que, quizá por sus orígenes próximos al ambiente rockero, sus primeros discos, grabados para Melopea, tienen un sonido un tanto bastardo y son por eso irregulares, sobre todo en el repertorio y en los pobres arreglos. Sin embargo, también esos orúgenes son más que dignos y, para queien quiera descubrirla del todo, son imprescindibles.
No sé si ella fue realmente la pionera en este resurgimiento del tango, un resurgimiento que ha tendio más fuerza en el lado femenino que en el de ellos. Pudiera ser que haya sido el lado femenino el que nos ha llegado a España. El caso es que, hasta hace poco, en mi discoteca sólo estaban ella y alguna que otra clásica como la Rinaldi y Libertad Lamarque. Pero eso ha cambiado, porque ahora que he descubierto que Adriana no está sola y que detrás, o al lado, de ella hay más de dos y más de tres señoras que lo hacen tan bien como ella no voy a poder parar. Por ejemplo, escuchad a Liliana Barrios.
La carrera de Liliana que arrancó, discográficamente al menos, en 1995, ha sido más coherente que la de la Varela, con objetivos más definidos y confiando siempre en arreglos y acompañamientos más sólidos. Sus discos, a cual mejor, han sido, después de aquel primer "Ecos del eco de tu voz", monográficos, dedicados a la música de Aníbal Troilo, "Troliana", Carlos Gardel, "Gardeliana", y el último "Épica, el viaje de Virgilio y Homero Expósito", dedicado a esa pareja de hermanos de los que salió, por ejemplo, el "Chau, no va más".
Gracias a alguna que otra antología de tango en voces femeninas, como "Damas del Tango" o "Women of tango", he descubierto a otras importantes "señoras" del género. Por ejemplo, a Mimí Kozlowski, con principios en el París de Fernández, y con discos de edición independiente, inaccesibles para internautas de andar por casa como yo. De todos modos, se puede conocer su trabajo a través de su magnífica y frustrante, porque es imposible comprar, página web. También en este clip podemos descubrirla interpretar, por ejemplo, al gran Piazzolla, junto a tangos de nuevo cuño.
La lista de damas y no tan damas que acompañan a la Varela podía crecer hasta el infinito. De momento os sugiero algún otro nombre, sugerido a su vez por un amigo: Valeria Munárriz, María Volonté, Emma Milán, Lidia Borda o Haydée Alba. Muy recomendables todas.
¡Ah! Se me olvidaba, que me perdonen los argentinos por las obviedades y los inevitables deslices.
viernes, 1 de octubre de 2010
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