miércoles, 12 de enero de 2011

UN GATO Y UN BANJO

No todo el mundo sabe que Robert Crumb, el padre del gato Fritz, el gato más golfo de cuantos ha dado el cómic, y mira que los ha dado, tiene en la música una de sus grandes pasiones. Una pasión que Crumb, sin la parafernalia que rodea a Woody Allen y su clarinete, lleva décadas alimentando en conciertos y en discos.
Crumb, hijo de un militar creció en una familia conservadora y católica, lo que, de alguna manera le ayudaría a ser quien ha llegado a ser. La rigidez de los principios familiares le llevaría a situarse justo en el lado opuesto, mientras que la disciplina cuartelera que le impuso su hermano mayor, que le obligaba a dibujar incansablemente, le dio la técnica y el oficio que le permitirían ganarse la vida de aquella manera y para los restos.
Crumb, nacido en Filadelfia -hay una hermosa canción que dice con sorna que los lápices viene de Pensilvania- se pasó parte de su juventud dibujando esas horribles tarjetas de felicitación que venden en los VIP, hasta que decidió emigrar a San Francisco para sumergirse en el todavía balbuceante underground.
Fue allí donde, repitiendo experiencias de su infancia y adolescencia comenzó a dibujar fanzines y donde, en 1968, nació su Zap Comix, considerada el acta fundacional del cómic underground mundial. En los años siguientes, amén de dar cobijo en sus páginas a nuevos creadores y "trajo al mundo" a alguno de sus personajes más famosos, entre ellos Mr. Natural y el Gato Fritz, tan enemigos del adocenamiento social como la sociedad lo acabará siendo de ellos.
En los años siguientes, quizá a su pesar, él y sus personajes alcanzaron popularidad, hasta el punto de que Fritz llegó a las pantallas de cine, convirtiéndose en el protagonista de la primera película de dibujos animados clasificada X.
Pero todo cansa y más a quien, como Crumb, es dueño de una personalidad atormentada y de una timidez de proporciones bíblicas.
Quizá por eso decidió matar a Fritz y lo hizo de la forma más sofisticada que se le ocurrió: le mató una mujer avestruz, destrozándole el cráneo con el pico. Antes había dejado alguna obra maestra, como la portada del álbum de Janis Joplin y The Holding Company, digna de compararse con algún trabajo paralelo de Andy Warhol. También había rechazado encargos similares, nada menos que de sus satánicas majestades los Rolling Stones. Pero, como digo, todo aquel bullicio pesaba mucho en él y decidió irse a vivir con su segunda esposa a una apartada granja.
Pero lo que ha traído a este blog a Robert Crumb no son sus personajes, sino él mismo, en su faceta más musical, porque, aunque no tan conocida como su faceta como dibujante, sí es verdad que, al banjo o a la mandolina siempre ha formado parte de grupos que se mueven entre el rag time y el folk, cuando no en la más  rancia tradición de la "vals musette". Es el caso de sus colaboraciones con "Les Primitifs du futur", para los que no sólo ha tocado el banjo, sino que, además, ha dibujado y dibuja las portedas. Fue precisamente por una de esas portadas como llegué a ellos.





Les Primitifs du futur, ahora que Crub ha dejado Francia han seguido con su intersenate y decadente sonido. También lo ha hecho Crumb, que últimamente aparece con la East River String Band. Por si hay dudas, el padre del Gato Fritz es el tímido personaje que toca la mandolina debajo de una gorra y detrás de su barba



Sin embargo, el verdadero grupo de Crumb son los Cheap Suit Serenaders, con los que ha grabado varios álbumes, muy centrados en el rag, con los que comenzó a tocar durante sus años de retiro en los Estados Unidos, alla a mediados de los ochenta.  y que suenan así.



Y así en uno de sus álbumes más difundidos, en el que Crumb ha retratado a sus compañeros y a sí msmo, claro, con su banjo.



Y, como parece que lo último que querría Crumb en este mundo sería dejar de sorprendernos, hace dos años dio la campanada, metafóricamente hablando, de atreverse nada menos que con la Biblia, ilustrando el Génesis.
Conocuendo el amor de Crumb por la libertad,  era lógico esperar el rechazo y su visión de la Biblia ha sido acusada de ser demasiado explícita en el sexo y demasiado volente, como si la propia Biblia no lo fuese. Y menos mal queel guióin  no era suyo.

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