miércoles, 3 de noviembre de 2010
TAN CERCA, TAN LEJOS
¿Recuerdas, Fernández, aquel slogan de la Oficina de Turismo de Portugal o cómo se llamase entonces? Fue a los pocos meses de aquel 25 de abril y, con él, nos dejaban claro lo cerca que estaba Portugal de nosotros, si hablamos en kilómetros, y lo lejos que estaba, y siguen estando las almas de dos países que se dicen hermanos.
Fueron muchos los que viajaron en aquellos expresos que cogías de noche en una dictadura y te dejaban a la mañana siguiente en medio de una revolución. Volvían cargados de libros, pósters y discos, ocultos entre la ropa sucia de sus maletas, pero entre aquellos discos había mucho cantautor y poco fado.
¿Y eso por qué? Pues está bien claro. El fado, como la copla, había estado y estaba aún entonces demasiado asociado a las dictadura. Tanto es así que a la pobre Amalia Rodrigues le amargaron sus últimos años, a pesar de que Amalia, como tantos otros artistas e intelectuales porqugueses, había colaborado con su dinero en el sostenimiento de los partidos en la clandestinidad.
Afortunadamente, con la revolución asentada, o frustrada, quién lo sabe, los jóvenes comenzaron a desmpolvar los viejos discos de Amalia y otras figuras del fado, en los que había, sobre todo y como en el tango o en la copla, una magnífica poesía. Le pasó a Mariza, a la que no hace falta presentar, pero tambián a Cristina Branco, que despertó al fado en sus años en Holanda.
En España, y en Japón, el camino al fado lo abrió una mujer con sangre catalana, peculiar, sofisticada y esquiva, que hizo el camino al fado desde el pop y que, aunque algo irregular, ha logrado momentos sublimes como éste.
Al margen de Mariza, Cristina Branco y Misia, personalmente siento debilidad por una mujer bellísima. Ana Moura, que, sin abandonar la tradición, ha sabido acercar el fado a los oídos más jóvenes.
Como curiosidad, aquí va este "Vaga no azul", en el que Ana Moura se deja acompañar por un viejo conocido, el bilbaíno Patxi Andión, que canta en español alguno de los versos del fado.
Otra voz con mucha personalidad del nuevo fado portugués es Mafalda Arnauth que une a su magnífica voz y su gusto excelente el hecho de que compone muchos de sus últimos temas. Por ejemplo éste.
Comencé querido Fernández hablando de aquellos años de la revolución, por eso quiero cerrar este episodio de nuestro blog con el homenaje que Cristina Branco hizo al tan llorado José Afonso, vesrionando con una delicadeza extrema una de sus mejores canciones, escrita en la soledad de una celda en tiempos más tenebrosos y que, para mí, es una de sus emjores canciones "Era um redondo vocabulo".
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